Y no llegan las vacunas…


Son incalculables los destrozos ocasionados por la pandemia del covid19. El mayor de ellos, la pérdida de vidas humanas, de familiares, amigos, conocidos, que han partido, sin que sus deudos pudiéramos hacer el duelo, lo que ha hecho más doloroso el viacrucis de la muerte.
La economía mundial se sacude con la pérdida de millones de empleos, generando una crisis más fuerte que la de los años 20 en siglo XIX; depresión, inflación, quiebras, no hay generación de ingresos y países que como el nuestro, basan su economía en lo informal, es más gravoso el efecto; el sistema de salud privatizado mostró su inoperancia, muy a pesar de la entrega y dedicación de la misión médica, que en la primera línea han sido los verdaderos héroes de esta pandemia, muy a pesar de su precaria situación laboral, de salud en el trabajo y sin los elementos de bioseguridad.
Es de anotar y sin incurrir en las comparaciones de clases sociales, el DANE, en último trimestre del año pasado informó que la pandemia golpeaba con mayor rigor a los estratos 1, 2 y 3, de un total de contagiados, las cifras muestran que el estrato 1, representa el 31.9%; el estrato 2, el 35.7%, cerrando con el estrato 3 con un 22%, sumados los tres estratos da un consolidado que llega al 89.6% del total de la población afectada por covid19; resaltando, en estos indicadores, que el estrato 4 representó el 4.5%, el estrato 5 el 1.5% y el estrato 6 tan solo en un 0.8%, representado la suma de los tres últimos el 6.8%, cifras que contundentemente reafirma la exclusión por una parte, para la mayoría de contagiados que frente a la carencia de camas UCI, vieron morir a sus seres queridos en sus lugares de habitación y los privilegiados del usurero y privatizado sistema de salud por otra. Sobresale la actuación del inepto gobierno del Sr Iván Duque Márquez, quien indolentemente le ha entregado los recursos públicos de la emergencia sanitaria al voraz y usurero sector financiero y no ha respondido a la gravedad de la pandemia. Las cifras no mienten, las desgracias se ensañan contra los más débiles, los de menos oportunidades, donde no hay gobierno, porque el que existe, sólo gobierna para los poderosos, 40 billones se emite para “prestarle” al voraz y usurero sector financiero, al que también le entregaron los recursos públicos, que si se vieran invertidos en la totalidad de los ciudadanos, seguramente ya estuviéramos vacunados.
Mientras el mundo asiste al enfrentamiento de la pandemia, desarrollado en tiempo récord la vacuna que detenga el crecimiento del covid19, la ineptitud del gobierno colombiano nos coloca en los últimos lugares del planeta, donde la vacuna no llega, sumándose a esta dolorosa tragedia, el sesgo ideológico que ha impedido que países con Rusia o China nos proporcionen la vacuna en mejores condiciones económicas que las multinacionales farmacéuticas. Estos países le ha ayudado a países hermanos fronterizos, donde ya se está vacunando.
Es de anotar que a pesar de lo desastroso de este virus, la nación y su gente demuestra resiliencia para enfrentar la pandemia, desde el “trapo rojo” y las múltiples formas de lucha diaria, el valiente ejemplo de la misión médica, nos fortalece para enfrentar esta pandemia. Hoy en la defensa del sagrado derecho a la vida debemos exigir con toda contundencia, que este desgobierno del Binomio Uribe-Duque, responda con prontitud a la nación, que exige detener el crecimiento de la pandemia, que clama para que los recursos públicos se destine para toda todos los habitantes de Colombia, se debe vacunar ya a toda la población, el momento exigen que se desmonten las mezquindades, las diferencias y se piense en los caros intereses de la nación.
Harold Ruiz Moreno