
En Tumaco, pero no el distrito de la costa de Nariño, sino en una finca que tiene ese nombre, un grupo de personas armadas perpetraron otra masacre. En la vereda Bajo Cañaveral del municipio Andes en Antioquia, fueron asesinados tres jóvenes. Las víctimas son Arlex James Rodríguez Mora, de 27 años; Gilberto Alejandro Potes Valois, de 19 y un menor de 14 años de edad, aún sin identificar. Es la segunda masacre este año en ese municipio.
Mientras el presidente Duque expresa su preocupación por que se habla de masacres cuando deberíamos decir “homicidios colectivos”, las matanzas continúan.
Matar un grupo de personas en estado de indefensión es MASACRE
Para colocar el toque que falta a la tragedia, ahora el gobierno puso la discusión en la semántica. Cuando el Presidente Duque, después de regresar de Samaniego hablo de “llamar a las cosas por su nombre” a opinión creyó que hablaría de la responsabilidad del Estado en esta ola de violencia y las medidas que adoptaría su gobierno, pero no, era para regañar a los que usan la palabra masacre porque deberían decir homicidios colectivos. En otro auditorio eso habría causado indignación y en otro momento risas, pero estaba con funcionarios públicos y a los pocos días de una masacre de ocho jóvenes en Samaniego.
Desde 2014, el Ministerio de Defensa incluyó “homicidios colectivos” dentro del Libro Blanco de las Cifras del Sector Seguridad y Defensa: “Homicidios colectivos: se entiende como aquellos hechos en los cuales resultan muertos cuatro (4) o más personas en estado de indefensión en el mismo lugar, a la misma hora y por los mismos autores; no se contabilizan aquellos casos en donde las personas pertenecían a los grupos subversivos, bandas criminales, delincuencia organizada y común o si eran parte de la Fuerza Pública”.
El término masacre lo utilizan organismos internacionales como las Naciones Unidas: “cuando tres o más personas son asesinadas en el mismo lugar y momento y por el mismo presunto perpetrador”.
Esa diferencia le permite al gobierno registrar menos casos violentos, porque para clasificar los muertos como «homicidio colectivo» deben ser mínimo cuatro.
Sin eufemismos necesitamos con urgencia una política de seguridad integral, que ponga fin al asesinato como forma de dirimir los conflictos, así los llamen como quieran.
Johana