OPINIÓN

Se pierden vidas todos los días y las respuestas demoran

La muerte del Ministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo sacude al país, es el funcionario de más alto rango que fallece a causa de covid-19, pero es una más de las 52.128 personas fallecidas desde el mes de marzo de 2020 hasta hoy en medio de la pandemia.

Esto debe llevarnos a reflexionar y actuar con absoluta responsabilidad. Lo que le pasa a Colombia con esta enfermedad es una tragedia que obliga a revisar la acción de los gobernantes, por encima de preferencias políticas y preocupaciones electorales.

Si, es la vida de personas destacadas en todos los campos de la actividad humana, que seguramente tuvieron la posibilidad recibir la mejor atención en el intento de salvar la vida, pero es también el drama de miles de hogares que en las más difíciles condiciones enfrentan la enfermedad y pierden sus seres queridos, con la resignación que logra un mal que no tiene cura, pero con la preocupación cada vez más creciente de si las autoridades están haciendo lo que se debe, en el tiempo oportuno y con la transparencia en el manejo de todo tipo de recursos que se está gastando.

Porque lo que es evidente hasta ahora es que las medidas restrictivas no están acompañadas de planes serios de subsistencia, la capacidad hospitalaria es poca, el aporte en investigación es nulo, y para colmo la vacunación está en el limbo.

Sólo este tema de la vacunación es angustiante. No hay cronograma definitivo, se inventaron la forma de no decir cuanto cuesta, los países vecinos nos llevan la delantera, Ecuador y Panamá ya están inmunizando, Venezuela ya tiene la vacuna rusa y aprobado un antiviral que le va ayudar mucho a su población a controlar el coronavirus, Cuba produjo su propia vacuna y dentro de muy poco ofrece al mundo 100 millones de dosis. ¿Y Colombia? …con programa de televisión del presidente, el manejo secreto y dudoso de los recursos públicos y fantasma de la politiquería rondando esta novela de enfermedad y muerte.

De más de 200 países en el mundo somos los décimos en contagios y muertes. A un año de la crisis sanitaria, la más grave de los últimos tiempos, se han tomado medidas excepcionales para todo, menos para disponer de los recursos a tiempo para atender a la población más necesitada y proporcionar la prevención de la vacuna a la totalidad de la población que lo requiere.

El gobierno mantiene a Colombia en el mercado de los fabricantes que tienen la vacuna como un negocio sin la mínima sensibilidad humana. Los aliados no son Rusia, China o Cuba que buscan aportar un medicamento a precios justos, sino empresas como Pfizer que entregó cinco dosis en un envase a sus compradores, y como en algunas partes  lograron sacar seis, los empresarios reclaman el pago de la dosis que se fue demás en el frasco.

Por ahora, lo que puede llegar más pronto para un proceso de vacunación, son las del fondo Covax, el Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19, una alianza de actores públicos y privados  para acceder a las vacunas con equidad. Las otras, las compradas a los laboratorios directamente por el gobierno nacional, siguen la espera de los trámites.

Se espera que, cuando por fin se tenga las vacunas, no se empiece, sino que esté listo para operar un sistema que, tanto el gobierno nacional como los departamentales y local, ya deberían estar ensayando, y no se tenga inconvenientes con la conservación, las prioridades y la agilidad de esa campaña.

Se necesita encargados de este proceso que no caigan en actuaciones delictivas, que no se adueñen de un bien público y que asuman con honradez el proceso de vacunación.

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