Resurrección


Los católicos culminan un ritual que año tras año lo realizan y algunos lo viven de una manera más intensa en sus prácticas religiosas. De esta semana me llama la atención la palabra resurrección, consultando su etimología, encontraba que su significado es levantarse, y claro en el contexto de Jesús, salir de la tumba, de la oscuridad. Y porqué me llama la atención… porque me parece que estamos viviendo tiempos oscuros, no solo por la pandemia, a mi juicio ha sido una oportunidad para mejorar y hacer bien las cosas. Me refiero a esos sentimientos egoístas que no se preocupan por el bienestar del colectivo, esto evidenciado en las últimas noticias desgarradoras, más muertes, desplazamientos masivos, migrantes vulnerables, menos inversión social y menos consideraciones del gobierno para los pobres.
Colombia es uno de los países con más presencia de católicos, que sean practicantes no nos consta, pero, al menos van a misa, ya sea por obligación o compromiso social. Escuchaba, en estos días que el Evangelio de Jesús no se alinea ni a la derecha ni a la izquierda, y creo que tiene razón. Sin embargo, a mi juicio tampoco es de centro. El mensaje que encuentro es de la cercanía, de la preocupación, del amor, la misericordia, de la projimidad, de la confianza, de los milagros, de la revolución del cambio. Creo que las anteriores palabras me dan claves para entender la resurrección, el levantarse de la oscuridad. Aparentemente ya estábamos resucitando, los aires de paz empezaban a perfumar las montañas y hoy nuevamente estamos en la trinchera, unos en el monte como carne de cañón y otros acá en el bombardeo de la indiferencia ante los acontecimientos desgarradores y los mismos a la espera de una reforma tributaria que se va a gravar a lo que se mueva, como dijo Daniel Samper, los ministros se salvaron.
En Colombia somos tan desconsiderados que hasta para la vacunación hacemos trampa, más aún hacemos campañas solidarias, recaudamos y no entregamos. De lo anterior partamos, si así somos en lo poco y que beneficia al colectivo, pensemos en aquellas circunstancias que no afectan directamente. Esta dialéctica es crítica en el país, nos hemos contagiado de la indiferencia, esto representado en las votaciones, hemos tenido la oportunidad de resucitar y oponernos a las políticas que están en contra de los más vulnerables. Me pregunto si los católicos de Colombia resucitarán y harán resucitar a las familias que hoy sufren el flagelo de la violencia y la marginación, no con el cuidado paternalista, sino la promoción integral, para ello, si es necesario elegir verdaderos liderazgos que mantengan su posición y actúen por lo cual sean elegidos.
Mientras tanto: ¡Plomo es lo que hay, plomo es lo que viene!