
Sistemas de disposición final
En el año 2018, según el Informe Nacional de disposición final de residuos sólidos, de la Superintendencia de servicios públicos domiciliarios, Colombia dispuso 30.973 toneladas diarias promedio de residuos para sus 1.102 municipios repartidas en 308 sitios de disposición final.
Existen 174 rellenos sanitarios, 15 celdas de contingencia y 3 plantas de tratamiento, mientras que, para los sistemas no autorizados, se reseñan, 101 botaderos a cielo abierto y 15 celdas transitorias.
A grosso modo se puede inferir que los rellenos sanitarios son el sistema predominante con una participación del 56%, seguido de los botaderos a cielo abierto (33%), celdas transitorias y de contingencia (5% cada una) y por ultimo las plantas de tratamiento (1%).
El 88,29% de los municipios dispone el 96% del total de residuos en rellenos sanitarios, siendo esta la tecnología predominante para la disposición final de residuos sólidos, la cual ha sido promulgada por la normativa del servicio público de aseo (Decreto 1077 de 2015).
En cuanto a la vida útil de los sistemas de disposición final, de los 117 rellenos sanitarios autorizados en el país, 22 cuentan con vida útil vencida, lo que compromete la prestación de la actividad de disposición final bajo los criterios de continuidad y la calidad para los municipios que son atendidos por estos sistemas.
Ahora bien, frente a los sitios en alto riesgo de continuidad, se presentan 33 sitios cuya vida útil se encuentra entre 0 y 3 años. El país cuenta con 62 sitios de disposición final con vida útil entre 3 a 10 años de los cuales 56 son rellenos sanitarios, 5 celdas de contingencia y 1 planta de tratamiento. En este sentido, si bien a la fecha no representan un riesgo significativo, se deben adelantar las respectivas actuaciones por parte de los municipios atendidos que aseguren la continuidad en la prestación.
Política Nacional para la Gestión Integral de Residuos Sólidos
De acuerdo con el CONPES 3874 de 2016, el modelo de economía lineal presenta dificultades asociadas a la escasez de las materias primas que se utilizan en la producción de bienes y a la creciente demanda de suelos necesarios para ubicar sitios de disposición final.
Por otro lado, se menciona en el diagnóstico de este documento de política que, si no se construye nueva infraestructura para el aprovechamiento, tratamiento y disposición final de residuos, no habrá espacio en los rellenos actuales para manejar los residuos. Sumado a lo anterior, la composición de residuos generados en el país presenta una alta prevalencia de residuos orgánicos, que al ser dispuestos en rellenos sanitarios se convierten en una importante fuente de gases de efecto invernadero. Teniendo en cuenta las crecientes proyecciones de generación de residuos, asociadas con el aumento demográfico y con el crecimiento económico del país, el sector de residuos sólidos tiene un papel significativo en el escenario de mitigación y adaptación al cambio climático. De esta manera, el CONPES mencionado incluye como 2 de sus ejes estratégicos: I) La minimización de los residuos que van a sitios de disposición final y II) La promoción de la reutilización, aprovechamiento y tratamiento de residuos sólidos.
El reciclaje
Lo que distingue a países europeos más avanzados en la gestión integral de los residuos sólidos urbanos (Alemania, Bélgica, Suecia, Holanda, Austria y Dinamarca) es que han entendido que es fundamental ampliar la conciencia de los consumidores para reducir el consumo de productos innecesarios que después se convierten en residuos, para reutilizar lo más que se pueda los artículos e insumos adquiridos, y apostar por el reciclaje como la opción de tratamiento deseada para los residuos que no pueden ser evitados ni reusados directamente.
Una condición imprescindible para favorecer el reciclaje es la separación en fuente de los materiales que tienen un valor de mercado. Sin embargo, aunque el sistema de recolección y recuperación de materiales que son sujetos de ser reciclados funcione apropiadamente, los mismos materiales tienen un número limitado de ciclos de recirculación. Por ejemplo, según la Confederación de Industrias Europeas del Papel, en promedio, el papel se recircula 3.5 veces en Europa y 2.4 veces en todo el mundo. De hecho, las fibras degradadas que ya no pueden usarse para fabricar más papel se llegan a emplear como combustible en el proceso de fabricación del papel.
El plástico
Con el plástico ocurre algo similar. La investigación, dirigida por un equipo de científicos de la Universidad de Georgia, la Universidad de California en Santa Barbara y la Asociación de Educación del Mar, analizó la producción histórica de plásticos en todo el mundo, su uso y su destino. Desde 1950, cuando empezó la producción a gran escala de materiales sintéticos, a 2015, los seres humanos habían generado 8.300 millones de toneladas de plástico, equivalentes al peso de 822.000 Torres Eiffel, 25.000 edificios Empire State, 1.000 millones de elefantes u 80 millones de ballenas azul. De esta cifra, 6.300 millones se habían convertido en residuos y de estos, sólo el 9 % fue reciclado, el 12 % fue incinerado y el 79 % restante se acumuló en rellenos sanitarios o en el medio ambiente.
Si las tendencias actuales continúan, alrededor de 12.000 millones de toneladas de residuos plásticos estarán en rellenos sanitarios o en la naturaleza en 2050.
A pesar del esfuerzo ciudadano por clasificar, debido a la gran variedad de plásticos que existen en el mercado, según un estudio desarrollado por la organización Plastics Europe en 2019, en la Unión Europea, solamente se recicla un 32.5%, se valoriza energéticamente un 42.6% y se dispone en relleno sanitario un 24.9 por ciento.
El océano se ha convertido en un contenedor gigante de basura. Más de ocho millones de toneladas de plástico le llegan cada año, cifra que equivale a verter un camión de basura de plástico cada minuto, de acuerdo con un reciente estudio publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Unep, su sigla en inglés). El impacto del plástico es tan grave que, según estimaciones hechas por la Unep, para el 2050 los océanos tendrán más plástico que peces y aproximadamente el 99 por ciento de las aves marinas lo habrán ingerido en sus sistemas digestivos. De hecho, en la actualidad, se calcula que más del 60 por ciento de todas las especies marinas tienen rastros del material en sus intestinos. Las bolsas plásticas son la médula del asunto, porque son usadas por un corto tiempo y, muy a menudo, una sola vez. Lo dramático es que después de utilizadas, pueden permanecer hasta 1.000 años en el medioambiente sin degradarse. El gran parche de basura del Pacífico o la ‘isla de plástico’ es una zona del océano en la que hay una gran concentración de desperdicios flotando en el agua. Esta colección de desechos se acumula entre la costa este de Estados Unidos, Japón y Hawái. Su formación se debe al vórtice de corrientes oceánicas, en el que el plástico y otros desperdicios quedan atrapados. Los desechos acumulados no son biodegradables, por lo que se rompen en piezas pequeñas, conocidas como microplásticos, que no se pueden ver a simple vista y que, según estudios, ocupan un área más grande que la de la península ibérica.
El futuro de los plásticos en Colombia es el mismo que deben tener los demás materiales: una gestión integral y sostenible. La situación que presenta hoy el mundo nos presenta dos panoramas claros: la prohibición del plástico no es el camino. Y segundo, la crisis por Covid-19 ha aumentado su consumo, en un mundo en el que los recursos se agotan. Esto enciende las alarmas sobre la necesidad de avanzar hacia un uso sostenible y responsable. El futuro está en recolectarlos, transformarlos y reincorporarlos en la cadena productiva para prolongar su vida útil.
De modo que, sin una gestión adecuada de nuestros residuos, continuaremos violando uno de los principios de la sostenibilidad ambiental, donde nuestra tasa de producción de residuos es mayor a su capacidad de degradación y con ello, veríamos un aumento en los reportes de: animales que mueren asfixiados, biomas terrestres y marítimos degradados, afectación en la funcionalidad de los suelos, disminución en la calidad del recurso hídrico…
Estas cifras demuestran que, aun en estos países que llevan décadas de esfuerzo, todavía se ve lejos lograr siquiera un 50% en el reciclaje del plástico. Obviamente, el reciclaje al 100% es otra utopía inviable. También nos ilustran que el reciclaje y la valorización energética no son rivales, sino eslabones de una misma cadena de tratamiento y aprovechamiento que se complementan entre sí. Reciclemos todo lo que se pueda y lo que no se pueda convirtámoslo en energía útil. Y lo que no pueda reciclarse, ni convertirse en energía, como residuos inertes y minerales, tendrá que depositarse en rellenos sanitarios.
En Colombia no se recicla más del 17% de los residuos sólidos urbanos generados diariamente, lo que significa que, aspirando a los estándares europeos, podríamos aprovechar un 58% adicional.
Plantas de generación de energía alternativa
De hecho, la valorización energética de los residuos ofrece diversas ventajas: primero, evita seguir utilizando terrenos para disponer los residuos; segundo, evita invertir en la construcción y el mantenimiento de rellenos sanitarios; tercero, evita pasivos ambientales en suelo y agua; cuarto, contribuye a la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero reduciendo los efectos negativos del cambio climático; quinto, permite generar energía limpia eléctrica o térmica ininterrumpidamente; sexto, contribuye a la generación de empleos; séptimo, facilita el tratamiento de los residuos tanto en las grandes ciudades como en las pequeñas comunidades, y octavo, permite destruir artículos contaminados por residuos biológico-infecciosos.
La buena noticia es que la Alcaldía Mayor de Bogotá está pensando en dejar atrás el modelo de enterramiento de basuras para entrar en el de generación de energía de parte de los residuos sólidos que produce la ciudad y que hoy se estiman en 6.368 toneladas diarias. Ese modelo, incluido en el actual plan de desarrollo, contaría inicialmente con cuatro plantas de generación ubicadas en el relleno sanitario Doña Juana y en el norte, occidente y sur de la ciudad.
Apostarle a plantas de generación de energía alternativa es un avance en el manejo y tratamiento de las basuras que resultará positivo para la ciudad y el país y que ya ha sido probado en España, Francia, Suecia, Estados Unidos y el Reino Unido.