
El asesinato a tiros de una persona de nacionalidad colombiana, junto al río, en la punto conocido como la Ladrillera, uno de tantos pasos irregulares en la frontera colombo-ecuatoriana, es otra, una más, señal de alarma, que los gobiernos de los dos países deberían atender.
Lo que pasa lo sabe todo el mundo. Las medidas restrictivas en el paso fronterizo no impiden el paso de personas entre los dos países, simplemente no se hace de manera abierta y formal por el puente de Rumichaca, sino por decenas de puntos donde se coloca palos para atravesar el puente. Esta situación, no sólo impide el control de las personas que pasan, sino que fomenta la trata, el abuso contra las personas, el negocio de los coyotes, la acción criminal de bandas que se hacen dueñas del territorio y cobran por pasar. Y esto se hace sin que las autoridades puedan o quieran evitarlo, o por incapacidad real o complicidad.
La muerte se vuelve cotidiana
Los migrantes, las personas que comercian pequeñas cantidades y los contratados por los contrabandistas, corren todos los días el riesgo de morir cayendo al río o en manos de los “dueños” de la frontera.
El temor, que de todos modos se asume por la necesidad, ya no es ser retenidos por no tener los papeles en regla o incautada la mercancía no estar legalizada, ahora es la posibilidad de sufrir un accidente o ser agredido físicamente por no tener con qué pagar las condiciones que colocan los delincuentes para transitar por las trochas.
El caso que evidencia el trabajo periodístico del canal ecuatoriano Norvisión es nuestra de una realidad insoportable, la delincuencia tiene sus empleados controlando el paso y aplicando la pena de muerte a quién no paga.
Las autoridades ecuatorianas se pasan a suelo colombiano
El periodista Mario Esteban López, hace uno días hizo conocer otro video donde guardias de Ecuador pasan a suelo colombiano y lanzan gases a las personas que tratan de pasar el río que marca la frontera. Esta violación del territorio es un hecho sumamente grave que obliga al gobierno colombiano a tomar medidas que superen las debilidades de control del territorio.
Estamos frente a otra tragedia donde se combinan para resultados indignantes la ausencia de una política de fronteras, el incumplimento de los mandatos sobre migrantes, los intereses delictivos, las incapacidades y complicidades de las autoridades.