
Cuando hablamos de lo que llamamos educación, incursionamos en un amplio mundo social actual que tiene como fin la adquisición de conocimientos y habilidades para ampliar espacios personales en diferentes entornos.
Y si hablamos de motivación, se abarca igualmente muchos aspectos, sin embargo al enfocarse en el aprendizaje, convergen factores que incitan a las personas a escuchar las explicaciones de un mentor, profesor, docente o tutor, participar de forma activa en espacios llamados clases, utilizar técnicas o metodologías adecuadas, así como herramientas, investigar, experimentar, aprender de forma empírica, académica, así como de manera autodidacta.
Si conjugamos los conceptos y le añadimos una aptitud de la persona que “quiere” antes del “puede” aprender, considero que se ha ganado un espacio importante para aportar a un mejor rendimiento en la educación del individuo. Según estudios, si una persona con los conocimientos y capacidades apropiadas no combina los mismos con altos niveles de motivación, posiblemente no sean explotados en su totalidad.
Estoy convencido que la educación en cualquiera de sus concepciones debe anclarse a la motivación para que se interrelacionen y se conviertan en la unión perfecta, que permita a las personas crecer de manera exponencial, dar saltos cuánticos en la vida y sobresalir entre los demás.
Para obtener motivación personal muchos autores recomiendan, encontrar el tan mencionado “propósito de vida”, estableciendo límites realistas, objetivos medibles y metas concretas, todo esto teniendo como base los conocimientos adquiridos, las aptitudes, las habilidades y destrezas desarrolladas, en resumen, el para qué soy bueno?. Siempre y cuando exista un cambio de panorama y perspectiva mental, tomando como referencia el cambio de hábitos para mejorar.
Y me permito citar el siguiente ejemplo: imaginemos que usted tiene conocimientos en ingeniería civil y le solicitan que suba hasta el último escalón de una torre que se encuentra a punto de desplomarse para que baje unos documentos que se encuentran ahí, seguramente su actitud y respuesta frente a la misma sería negativa, así cuente con conocimientos, su nivel de motivación sería muy bajo, pero si por el contrario le solicitan que suba hasta el último escalón de la torre por que su hijo(a) se encuentra atrapado, estoy seguro que usted no dudaría ni un segundo en subir en las condiciones que se encuentre la infraestructura, con tal de poner a salvo a su hijo(a), es decir el nivel de motivación sería muy alto, existió un detonante que hizo que la situación cambiara.
Qué pasaría, si combinamos adecuadas estrategias de educación con altos niveles de motivación ?
Feliz semana.