OPINIÓN

Justicia Social

Recordaba en estos días a varios seguidores de la vida del cura Camilo Torres, memorias que me llevan a reflexionar sobre la Justicia Social.

Seguramente, hablar de justicia recurre directamente al derecho, pero hay algo superior y es la ética. En cuanto a ello, preciso que, retomando a los antiguos griegos en conceptos como el bien, libertad y conducta, se acercan a la esencia del comportamiento del ser humano, con un para sí y para los demás.

Decidí hablar de justicia social porque me preocupa enormemente la forma de actuar de nuestros gobernantes e incluso de las personas que tienen el poder en cualquier institución. Dirán algunos que esto ya es cuento viejo y para qué hablar de lo mismo, y es ahí donde está el error, nos hemos acostumbrado por la necesidad que sea a que otros vulneren nuestros derechos, pasando sin medir consecuencias por lo que es justo.

Otra de las palabras que aparece en el presente título es Social, hace referencia a todo el grupo de personas que habitan este mundo terrestre sin exclusión, la justicia es transversal en todas las circunstancias desde la familia y las otras instituciones que ejercen su gobernabilidad en nuestra cotidianidad.

Este tema de la Justicia Social tiene varios subtemas y si se quisiera realizar un proceso deconstructivo resultaría un buen trabajo para desarrollarlo y no tener fin, pero me ocuparé de hablar sobre el manejo corrupto de los gobernantes. En pasados días mirábamos cómo en Polombia se entregan puestos a dedo, camuflado en la meritocracia. Para el filósofo Michel Sandel la meritocracia es un ideal atractivo porque promete un SI a todo el mundo, diciendo que todos tienen las mismas oportunidades. Y en nuestro país es más que claro, y no nos digamos mentiras, desde la tienda de la esquina hasta las grandes empresas y el estado nos venden esta idea y contratan a dedo o por conveniencia.

Ahora bien, desde mi enfoque humanista y existencialista práctico, concuerdo en que cada persona tiene una personalidad única y que a partir de ello se desprenden una gama de razones para aportar en el mundo, el aporte en distintas líneas de hecho, y aun así, nos siguen vendiendo la idea que todos tenemos las mismas condiciones y posibilidades para acceder a algo, me pregunto si esa teoría va caducando y envejeciendo. De repente habría que renovar aquellas prácticas organizacionales dentro del Talento Humano y Sistema de Gestión. Y más que eso, es que la corrupción en esa Colombia con P mayúscula ha permeado hasta las instituciones privadas o que siendo públicas han perdido independencia. Ejemplos como el Banco de la República, e incluso la escogencia de los maestros, unos son los que ganan los concursos y otros son los que ocupan los cargos.

No pretendamos salir a las calles a clamar justicia si en las urnas escogemos a los que delinquen y  permiten la corrupción

Luis David Calderón Patiño

Licenciado en Filosofía y Educación Religiosa

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