OPINIÓN

El imperio

El próximo 3 de noviembre se llevarán a cabo las elecciones presidenciales norteamericanas, a través de elecciones indirectas, los votantes escogen delegados para que, en una convención, ellos elijan al candidato presidencial de su partido. Además, se eligen senadores y representantes.
Si bien se trata de las elecciones particulares de esa nación, afectan al mundo entero. Es el actual imperio mundial, la policía del mundo, porque tiene la fuerza, la tecnología, los recursos económicos y las armas de intimidación, que les permite hacer las guerras que consideren convenientes, proteger a sus amigos, declaran enemigos a los que afecten sus intereses y atacar y eliminar a los que pongan en peligro sus negocios. Es de señalar que ellos le ponen nombres mas bonitos a sus negocios, ellos hablan de defender la democracia, o la libertad del mundo.
Entonces, las actuales elecciones en Estados Unidos son de interés mundial, no tanto por la ideología política que se debate o la credibilidad de sus propuestas, todo lo contrario, hay interés porque dependiendo del personaje ganador, será el tamaño de la guerra y la velocidad de degradación del planeta.
Con los Estados Unidos solo se puede desear que gane el presidente más sensato, como decimos por acá, que sea “medio racionalito”, para que no se guíe por caprichos y nos lleve la tercera guerra mundial.
En el pasado, el mundo fincó grandes expectativas con el presidente Barak Obama, un afrodescendiente, hijo de un migrante africano, de nombre musulmán, que extrañamente salió elegido y luego reelegido. La sorpresa del siglo. Algo así solo ocurría en las películas de ciencia ficción para dar a entender que ese grado alto de tolerancia sólo sería posible en el siglo treinta.
Pero llegó Obama a la presidencia con un discurso considerado uno de los mejores de la historia, por el profundo contenido social para el mundo, prácticamente una revolución en el centro del imperio. Obama prometió un régimen de cobertura sanitaria para 20 millones de pobres, el Obamacare; prometió terminar todas las guerras, sacar las tropas de oriente medio, restablecer las relaciones con Cuba, acabar con la terrorífica cárcel de Guantánamo en la que los militares gringos torturan sospechosos; prometió luchar contra el cambio climático, generar empleo, etc., etc. Obama recibió el premio nobel de la paz en 2009 por su discurso, y nada cambió.
Así que no hay que hacerse muchas ilusiones, a lo único que podemos aspirar es que no sea reelegido Trump, un personaje típicamente norteamericano, igualito a Omero Sampson, ordinario, bruto, vanidoso, vago, racista, machista, borracho y glotón. El creador de esta caricatura ha dicho en varias oportunidades que ese es el estereotipo de la clase media gringa, la que cree en la supremacía blanca, así que no sería raro que Trump sea reelegido, porque así piensan ellos, así son ellos.
Por otra parte, en Estados Unidos como en Colombia y en cualquier país, los presidentes no es que gobiernen mucho, en realidad son fichas de los grupos de poder, son personajes vanidosos que buscan figurar, que hacen la escuela de la lambonería, como liberales o conservadores, como demócratas o republicanos. Aparentan ser de partidos diferentes para entretener al pueblo, para ponerle emoción al debate, pero, como se sabe, las elecciones son carreras de caballos del mismo dueño, para hacer creer que la gente elige, el espejismo de la democracia.
Los dueños del poder tienen su propio programa, no pagar impuestos, conseguir subsidios para sus empresas y reducir los costos laborales, para aumentar la riqueza, con el cuento de que con estas medidas van a generar más empleo. ¿Todavía habrá alguien que les cree?
Por otra parte, el poder ya está repartido, los congresistas son dueños de los puestos y los contratos, los patrocinadores legales e ilegales, reclaman apoyo a sus empresas (legales e ilegales), otro pedazo es de los militares, los depositarios de las armas, ellos gobiernan en la sombra, ponen sus condiciones, y reclaman su propio presupuesto, sus contratos de armas, aviones, tanques, dotaciones. Lo poquito que queda es para el presidente, unos contraticos para los cuñados, los parceros, sacar para la finca y alguna cuenta en el extranjero.
Así que gobernar se reduce a repartir bien el presupuesto del pueblo, y torear y hacerles jugaditas a la oposición, ponerse las botas para tomarse la foto con las víctimas de alguna desgracia y mamarles gallo a los sindicatos hasta que se acabe el periodo.
El verdadero poder está en la sombra, es de los fabricantes de armas, de las grandes empresas mineras, de los laboratorios químicos, la banca internacional, las petroleras, los dueños de la tecnología, los grandes lavaderos de dólares, ellos quitan y ponen presidentes, como espantapájaros para asustar a los críticos del sistema.
LUIS CABRERA
Octubre 29 de 2020  

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