
Jorge Marín, ha decidido congelar sus movimientos en el tiempo desde hace 9 años cuando comenzó a ganarse la vida como una estatua humana, arte callejero muy interesante y una curiosa manera de solventar las necesidades más urgentes de su familia.
Su rol parece sencillo, pero no es tan fácil como parece: las estatuas humanas requieren tiempo, concentración, producción y constancia.
El dorado, inspirada en el descubrimiento de América es el personaje que desarrolla para esta oportunidad. Su transformación ocurre en vivo y frente a todos quienes deambulan por el centro de Ipiales. Otros personajes como el minero de cobre con picota en mano y traje completo comienzan su transformación en pleno centro de la ciudad. Son algunos de sus personajes, todo para ganarse unas cuantas monedas.
La calle no es nada fácil para estos artistas, las condiciones del clima y los flujos inestables, entre otros factores, puede afectar sus ingresos.
Jorge, agradece el apoyo de la gente, el cariño de los niños, eso le demuestra que está realizando bien su trabajo. Dj