

Colombia se precia de ser una democracia estable con división de poderes, con órganos de control con relativa independencia, donde se afirma que existe libertad de prensa y opinión; donde las fuerzas armadas y de policía han sido respetuosas de la constitución nacional, y al menos se respeta en algún grado el estado social de derecho.
También es cierto que el grado del conflicto que vive el país por muchos años ha llevado a prácticas de corrupción que han afectado a las instituciones del estado entre ellas la administración de la justicia, con desmesurados índices de impunidad, pero todavía podemos decir que tenemos una mínima democracia que enfrenta fenómenos del autoritarismo del gobierno del binomio Uribe-Duque, quien desconoce el estado de derecho, por la persecución a la rama judicial, como la Corte Suprema de Justicia y en especial a la JEP, (Justicia Especial para La Paz).
El estado colombiano firmó los acuerdos de paz con las FARC, acuerdo que tuvo el acompañamiento de la cooperación internacional y el reconocimiento de muchos países que apoyaron el proceso de paz, el mismo tiene enemigos desde la presidencia, el partido de gobierno Centro Democrático, quienes prometieron “hacen trizas el acuerdo de paz” y sí que lo están logrando.
Con estupor asistimos a ver que el gobierno colombiano, por intermedio de la Fiscalía General de la Nación y la DEA en su “función de cooperación”, se alían de manera delincuencial para realizar lo que pomposamente llaman “operación de entrampamiento”. Según investigación del periódico EL ESPECTADOR, quien después de la revisión de aproximadamente 24 mil audios del expediente del Sr Santrich, los lleva a concluir que la agencia antidrogas de Estados Unidos, y la Fiscalía participaron en una “operación contra los negociadores de la guerrilla”, con el propósito de sabotear el acuerdo de paz.
Los agentes de la DEA se presentaron como narcotraficantes mexicanos y la Fiscalía aportó cinco kilos de cocaína para que los exguerrilleros cayeran en la operación.
Pero además, de todos esos audios la Fiscalía solo entregó doce a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el tribunal que juzga los delitos de los exguerrilleros y de los militares que participaron en el conflicto armado, si estos se acogen a la JEP. “Queda la sensación de que la Fiscalía hizo todo lo posible para sabotear la reputación y el actuar de la JEP (Jurisdicción Especial de Paz)» aseguró el periódico El Espectador en un editorial.
Nadie puede desconocer que el estado colombiano ha sido capturado por el narcotráfico o el paramilitarismo en diferentes escalas y momentos de la vida nacional y que la tragedia humanitaria que vive el país se debe, entre una de las causas, a lo ocurrido y denunciado por el periódico El Espectador. La sal se corrompe cuando la ley que legitima un estado se pierde y se recurre a las mismas prácticas que utilizan los delincuentes y más cuando estas se direcciona contra La Paz y la reconciliación de los colombianos.
Se demuestra otra vez que los enemigos de la Paz conspiran, trafican, se alían, actúan como delincuentes, matan con ley o sin ella, matan y comen del muerto, y se rasgan las vestiduras anunciando ante la comunidad internacional que en Colombia a los líderes sociales “los están matando las disidencias”, y a quienes le disparan permanentemente a La Paz, a los enemigos de la paz los premian con embajadas para demeritar aún más la maltrecha imagen que tiene este gobierno arbitrario, autoritario, que viola las libertades ciudadanas y los derechos humanos, que masacra y hasta quema vivos a ciudadanos que llegan en custodia a instalaciones de la policía nacional, como lo ocurrido con 9 colombianos que perdieron la vida en un CAÍ en el municipio de Soacha. Cuando la sal se corrompe, se acaba la ley y el estado… social de derecho…
Es menester precisar que le apostamos a La Paz y reconocemos que este es el único camino de reconciliación que tiene el país para enfrentar los problemas y las desigualdades que son el caldo de cultivo del conflicto que vive la nación por centurias, la violencia la condenamos venga de donde venga, sólo la unidad de una nación con un proyecto colectivo de restauración y saneamiento de las heridas de una polarización que sólo beneficia a los poderosos, que son los que viven del miedo y terror que venden para seguir capturando a un estado que debe ser de todos y para todos. Que lleguen la esperanza, el bienestar y el progreso con equidad, que es la verdadera razón de ser de un verdadero estado social de derecho al servicio de la nación entera.
Harold Ruiz Moreno
Ex concejal de Pasto.